lunes, 25 de junio de 2012

La procrastinación

La mayoría de los esquizoides se quejan de padecer la procrastinación. Quizás se deba a la falta de motivación, tal vez sea el miedo inconsciente que nos lleva evitar todo contacto con la gente.
Para quienes no han oído hablar de ella les doy una definición sacada del sitio http://procrastinacion.org
La procrastinación es un complejo transtorno del comportamiento que a todo el mundo nos afecta en mayor o menor medida. Consiste en postergar de forma sistemática aquellas tareas que debemos hacer, que son cruciales para nuestro desarrollo y que son reemplazadas por otras más irrelevantes pero más placenteras de llevar a cabo. Es asumida popularmente como simple "pereza".
En el mismo sitio encontramos algunas pistas sobre el origen del problema:
Los causas o motivos que pueden llevar a una persona a padecer de procrastinación son tan diversos y complejos que resultaría muy correoso plasmarlos en un solo artículo. Hay personas que "procrastinean" de resultas de un estado depresivo (la depresión conduce a estados de letargo). Otras en cambio son amantes del perfeccionismo, y ésto las priva de empezar a realizar proyectos porque temen que no podrán hacerlo tan perfecto como ellas desean, y por lo tanto pierden la motivación. También una baja tolerancia a la frustración ayuda a "dejar las cosas de lado", por miedo a que nos desborden y por tanto por miedo a cómo nos sentiremos entonces. Otro perfil muy distinto sería el de aquellas personas muy activas que disfrutan gestando ideas, pero que no pueden finalizarlas porque enseguida se distraen generando ya la siguiente; y postergan así decenas de tareas que obviamente no tienen tiempo para completar.

Y ahora, un cuento sobre la postergación:

El Gran Ausente
Autor: Leonel Sicardi


En el Ministerio de las Decisiones existe un gran sillón, tapizado de cuero, con un alto respaldo y con un asiento mullido, en el cual me siento –se supone que me siento- cuando voy a tomar una decisión importante.
Ahora es de noche y siento que tengo que acercarme al sillón de las decisiones. Estoy a punto de entrar al gran salón, con cuadros en las paredes y piso alfombrado…Me acerco porque me acuciaron unas ganas, acariciadas desde hace mucho tiempo, pero…siempre hay “peros”. Cuando estoy por entrar, casi a punto de hacer girar el picaporte, aparecen un tropel de peros, una banda, que empujan, aplastan las ganas hasta dejarme ahí tirado, con la ropa deshilachada y medio rota.
Los que se sientan en el sillón de las decisiones son los peros y no las ganas.
Luego aparecen semillas de ganas. Van creciendo, van tomando cuerpo lentamente, pero “No es tiempo aún”, “más adelante”, “no están dadas las condiciones”… Y así, al aparecer las dudas, las ganas siguen esperando que algún día les llegue su turno.
Ahora…¿para qué está este sillón si no llegué a sentarme nunca? ¿Quién se sienta en él? Se sientan otros, los peros, las dudas, los que deciden por mí.
Hermosas señoras o decididos caballeros, en diferentes momentos de mi vida, se instalan y deciden desde el gran sillón mientras yo voy quedándome enredado entre “peros”, “tal vez”, “más adelante”.
De repente, un día, hoy, me doy cuenta de que soy yo quien les cede el lugar, quien esquiva el dolor de elegir, de perder, de resignar seguridades y privilegios para ganar otra cosa: a mí mismo.
Soy el gran ausente en mi propio sillón. Lo reconozco y me duele. Entonces voy corriendo, atravieso el hall de entrada, pongo mi mano sobre el picaporte, lo hago girar, abro la puerta, cruzo a grandes pasos el piso alfombrado, llego al gran sillón, me detengo, lo miro, subo dos escalones, me siento en él y digo: “Ya está”, sin “peros” ni “tal vez”. Me decido, esta vez no lo hace nadie por mí: ni cumplo ni postergo. Lo elijo y lo hago ahora.
Y así, sentado en este gran sillón, mullido y de cuero, me pongo por fin a escribir este cuento. Por mí, para mí, para empezar a estar presente.


Extraído de: http://www.empowering.com.ar/blog/acerca-de-la-postergacion-el-gran-ausente-cuento-de-leonel-sicardi/

Amo la soledad (algunos poemas)

Continuando con el tema del post anterior les dejo algunos poemas que encontré en la Web. Las emociones que expresan nada tienen que ver con los sentimientos esquizoides, porque no hace falta ser esquizoide para amar la soledad.


AMO LA SOLEDAD
Autora: Mirta Pérez

Amo la soledad
en el momento justo
en que mis pies se deslizan
desnudos y sin prisa
mis manos se me sueltan
volándose en la brisa
y el corazón feliz
aún sin verte brinca

Amo la soledad
cuando mi alma me habla
y así puedo escucharla
sin marcarle distancia
acordando tareas
tal vez complicidades
que su verdad me diga
sin llorar necedades

Amo la soledad
desde la intolerancia
que me exige ser libre
que siempre es la que gana
anteponiendo vértigo
celebrando palabras
monólogos que saben
a risas sin mañanas

Amo la soledad
y acaso el punto exacto
donde sin medir fuerzas
tu soledad y la mía
puedan hacer un pacto
sin gran expectativa
absoluta franqueza
y como indispensable

un toque de demencia

Publicado en:

http://poesiavirtual.com/index.php?ir=ver_poema.php&pid=30642&p=Mirta+P%E9rez&t=Amo+la+soledad


AMO LA SOLEDAD
Autora: Aurora Garcia

Amo la soledad, porque en ella yo encuentro,
lenitivo a mis penas y aliento a mi vivir.
Revivo sin quererlo aquellos viejos tiempos,
cuando yo era pequeña y no sabía sufrir.

Amo la soledad, la soledad encierra,
acercamiento a Dios y a todo lo divino.
Cuando me hallo sola, me escapo de la Tierra,
y se aleja mi espíritu, en pos de otros caminos.

Caminos diferentes, que no todos conocen,
ni han tenido la suerte de poder explorar.
Caminos que no encierran los materiales goces,
porque ellos están poblados ¡de vida espiritual!

Y yo que he conocido por suerte esos caminos,
porque Dios me ha querido por ellos conducir.
Busco la soledad de mi inquieto destino,
y solo en esos ratos ¡soy del todo feliz!

Publicado en:
http://poesiavirtual.com/index.php?ir=ver_poema.php&pid=8878&p=Aurora+Garcia&t=AMO+LA+SOLEDAD


AMO LA SOLEDAD QUE OCUPA

Amo la soledad que ocupa
el espacio de mi larga espera
ella me envuelve en su silencio de lejana estrella
hermoso refugio de mis penas.
Ella me lleva por el mundo
me transporta a esas lejanas tierras
de cielos de turquí, de playas solariegas
de sueños que perdí, de anhelos que no llegan.
Me envuelve con sutil melancolía
con una paz y una dulzura intensa
cuando reposo tu recuerdo en mi pupila
cuando me ausento en la región de la tristeza.
Y me acompaña en el camino de retorno
cuando regreso a buscarte en mi memoria
y contemplo la habitación abandonada
donde fuiste mujer entre mis brazos
donde tantas veces me amaste enamorada.
De aquel tiempo hoy no queda nada
solo recuerdos que me llenan de nostalgia
porque no estás aquí, porque te llora el alma
cuando se oculta el sol en la lejana playa.
Amo entonces la soledad que ocupa
el espacio de mi larga espera
ella me envuelve en su silencio de lejana estrella
hermoso refugio de mis penas.

Publicado en:
http://www.mundopoesia.com/foros/poemas-melancolicos-tristes/193302-amo-la-soledad-que-acupa.html

SOLEDAD Y SILENCIO
Autor: Mario Beer-Sheva

Amo la soledad, amo el silencio, porque en ellos encuentro, la tranquilidad de volver al pasado, retroceder en el tiempo y como un guerrero en reposo, vuelve, a mi mente, batallas ganadas, batallas perdidas, batallas vividas.

Me alejo de la gente, me alejo del bullicio y
metódicamente resurgen en mi mente, tantas aventuras, tantos idilios, tantos amores y confieso; algunas traiciones.

Soy un viejo guerrero, que luchó en la vida y hoy, en mi descanso, lucho para no perder la memoria de mi riqueza, que atesoro en mi ser.Es tan importante la soledad y el silencio, que cuando era joven, tanto temía y hoy la busco como compañía.

Y una a una, mis aventuras, me hace pasar el día, muchas veces con la sonrisa en los labios y otras, con lágrimas que anegan mis ojos y flotan en el recuerdo.

Y al terminar el día, como broche final, en unos minutos me traslado a tu vida, de la cuál nada sé;fue la que más quise, fue la que más amé, la que alejé de mi lado y hoy daría lo que no tengo, para verla una vez más.

En estos recuerdos, me asalta un pensamiento, que como una espina lastima mi ser y siempre está despierto, haciendo preguntas sin responder.

¿Tú me recuerdas? ¿Piensas en mí? ¿Recuerdas nuestros besos, la alegría al saber que estábamos juntos, contando las horas?

¡Malditas horas! De tan pocos minutos, de tan corto tiempo, para nuestro amor.

¡El olor a deseo, en nosotros quedaba y debía durarnos hasta un próximo encuentro!

¡Amo la soledad, amo el silencio, son mis amigos, que comparto mis sueños!

Publicado en:
http://pensamientos-y-poemas-desde-beersheva.blogspot.com.ar/2011/05/soledad-y-silencio.html






Por qué amo la soledad


Soledad es una palabra que despierta diferentes sentimientos en la gente: miedo, tristeza, dolor, inquietud... pero también paz, seguridad y ¿por qué no? amor.

Hay diversos motivos para amar la soledad. Cada cual tiene los suyos. Yo, como esquizoide que soy, amo la soledad porque en ella encuentro mi propio yo, soy libre, cuando estoy a solas puedo recobrar fuerzas, tengo paz y tengo la dulce sensación de  que todo está en orden.

En la siguiente presentación el autor presenta otros motivos totalmente diferentes para amar la soledad:

Por Qué Amo La Soledad
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Seguramente quien lea estas palabras tendrá sus propios motivos para buscarla o alejarse de ella. Pero lo más seguro es que no se sentirá indiferente ante la idea.

Cuento sin "U" de Jorge Bucay

Por: Jorge Bucay 
De:"Cuentos para Pensar" 

Caminaba distraídamente por el camino y de pronto lo vio. 
Allí estaba el imponente espejo de mano al costado del sendero, como esperándolo. 
Se acercó, lo alzó y se miró en él. Se vio bien. 
No se vio tan joven, pero los años habían sido bastante bondadosos con él. 
Sin embargo había algo desagradable en la imagen de sí mismo. 
Cierta rigidez en los gestos lo conectaba con los aspectos más agrios de la propia historia: 
La bronca, 
el desprecio, 
la agresión, 
el abandono, 
la soledad. 
Sintió la tentación de llevárselo, pero rápidamente desechó esa idea. 
Ya había bastantes cosas desagradables en el planeta para cargar con otra más. 
Decidió irse y olvidar para siempre ese camino y ese espejo insolente.
Caminó por horas tratando de vencer la tentación de volver atrás hacia el espejo. 
Ese misterioso objeto lo atraía como los imanes atraen a los metales. 
Resistió y aceleró el paso. 
Tarareaba canciones infantiles para no pensar en esa imagen horrible de sí mismo. 
Corriendo, llegó a la casa donde había vivido desde siempre, se metió vestido en la cama 
y se tapó la cabeza con las sábanas. 
Ya no veía el exterior, ni el sendero, ni el espejo, ni la imagen de él mismo reflejada en el espejo; 
pero no podía evitar la memoria de esa imagen: 
la del resentimiento, 
la del dolor, 
la de la soledad, 
la del desamor, 
la del miedo, 
la del menosprecio. 
Había ciertas cosas indecibles e impensables... 
....Pero él sabía dónde había empezado todo esto. 
Empezó esa tarde, hace treinta y tantos años... 
El niño estaba tendido, llorando frente al lago el dolor del maltrato de los otros. 
Esa tarde el niño decidió borrar, para siempre, la letra del alfabeto. 
Esa letra. 
Esa. 
La letra necesaria para nombrar al otro si está presente. 
La letra imprescindible para hablarle a los demás, al dirigirles la palabra.. 
Sin manera de nombrarlos dejarían de ser deseados... 
y entonces no habría motivo para sentirlos necesarios... 
y sin motivo ni forma de invocarlos, se sentiría, por fin, libre..... 

EPÍLOGO: 
Escribiendo sin "U" 


puedo hablar hasta el cansancio de mí, 
de lo mío, del yo, 
de lo que tengo, 
de lo que me pertenece... 

Hasta puedo escribir de él, 
de ellos 
y de los otros. 

Pero sin "U" 

no puedo hablar de ustedes, 
del tú, 
de lo vuestro. 
No puedo hablar de lo suyo, 
de lo tuyo, 
ni siquiera de lo nuestro. 

Así me pasa... 

A veces pierdo la "U".... 
y dejo de poder hablarte, 
pensarte, amarte, decirte. 

Sin "U" yo me quedo pero tú desapareces... 
Y sin poder nombrarte, 
¿cómo podría disfrutarte? 

Como en el cuento... si tú no existes, 
me condeno a ver lo peor de mí mismo 
reflejándose eternamente, 
en el mismo mismísimo tonto espejo.