domingo, 10 de septiembre de 2017

¿Somos monstruos?

Estoy en el trabajo, alguien cuenta que una compañera pidió licencia porque otra vez están haciéndole quimioterapia, es la tercera vez que le descubren un tumor canceroso. Todos cambian de cara, incluso hablan más bajo y sé que debo hacer lo mismo. No se me ocurre qué decir y soy consciente de que mi cara no refleja ninguna emoción, porque no la siento.
Confesar que la noticia no me afecta sería como declarar que no me importa lo que le pasa a nuestra compañera de trabajo ¿Me importa? No lo sé. Me tomo unos momentos para pensarlo. Creo que sí, me "importa" pero no me "duele" saber que sufre, que es una mujer joven con niños pequeños que podrían quedar huérfanos... El solo hecho de que tenga que pensarlo, para saber si me importa, podría interpretarse como que realmente no me interesa. Pero no hay que precipitarse en sacar conclusiones. Una persona como yo, suele tener problemas para descubrir sus sentimientos, no siempre me resulta fácil entender lo que siento. Peor aún, no solo no comprendo mis emociones, a veces no las percibo.

Un par de semanas antes de este hecho se había muerto el padre de otra compañera de trabajo. No fui al funeral. Supuse que ya iría suficiente gente para que se sienta acompañada ¿Qué cambio supondría mi presencia? A ella seguramente no le serviría de nada y a mí me implicaría un gran esfuerzo. No me gusta salir de mi rutina. Me cuesta mucho. Por otra parte, detesto rodearme de personas que expresan su tristeza o fingen dolor para quedar bien. Supongo que a la mayoría le molesta la hipocresía. Pero cuando a uno le fastidia rodearse incluso de las mejores personas, si le agregamos que son falsas resulta intolerable. Además, nadie podía echarme en cara mi ausencia, pues nadie vino al funeral de mi madre, no se enteraron o no les importó (Mejor para mí).

A veces me pregunto si realmente quiero a las personas que digo que quiero (mi padre, por ejemplo), ya que habitualmente no consigo la motivación para llamarlos si no tengo noticias suyas, ni para estar cerca cuando están enfermos. Sé que me importan, porque ocupan mis pensamientos, les deseo el bien y si me piden ayuda se las doy desinteresadamente. En ocasiones me preocupo... pero no actúo. Suelo sentir remordimientos de conciencia por no demostrar más afecto. Para la mayoría de la gente es algo natural, la empatía surge espontáneamente, no tienen que esforzarse para soportar una charla demostrando interés, no tienen que pensar qué tono de voz usar para cada ocasión, no tienen que obligarse a llamar por teléfono a sus seres queridos, lo disfrutan.

Pero aún así, cuando sé que realmente me necesita viajo a visitar a mi padre. Elijo detenidamente un regalo para llevarle algo que le guste. Escucho cuando me cuenta sus problemas de salud por enésima vez, mostrándole atención, tratando de levantarle el ánimo. Intento ser útil haciéndole algún favor. Incluso le doy un abrazo (disimulando cuánto me incomoda). Más de una vez me he preguntado si el común de la gente estaría dispuesta a hacer el esfuerzo que yo hago para hacer sentir bien a otro, sin recibir una recompensa emocional ni de otro tipo.

Es que, aunque desde hace unos tres años estoy empezando a sentir (puedo reírme, a veces me enojo...) todavía me cuesta abrirme cuando estoy con otros, usualmente reprimo las emociones sin darme cuenta.

Leí cierta vez que alguien se refería a los esquizoides como discapacitados emocionales.

Cuando una psicóloga me dijo que mis padres no me habían dado suficiente amor en mi niñez y me daba la impresión de que quería que los culpe por ello, le respondí: "Ellos me amaron tanto como eran capaces de amar. Si una persona rica tiene a su hijo mal vestido es mal padre, pero si es pobre y no le pude dar una mejor ropa no se lo puede culpar. Mis padres me dieron todas las muestras de amor que tenían para dar. Probablemente fue insuficiente, pero era todo lo que tenían. Los entiendo, porque yo tampoco soy capaz de amar más".

Sé que no soy como la mayoría de la gente. Sé que si me transformé en esquizoide fue porque no tuve otras herramientas mejores para enfrentar la vida. Después de tantos años me doy cuenta que tengo rasgos asperguer, que los tuve toda la vida. Aunque no fuera esquizoide nunca sería como la mayoría de la gente. La diferencia es que ya no me molesta.

La mujer más fea del mundo

En el siguiente video vemos cómo una niña descubrió que los demás la veían como un monstruo por sus características físicas, pero con el tiempo se transformó en una bella persona que sirve de inspiración a mucha gente. Es un video viejo, probablemente ya lo hayan visto, pero vale para tomarse un tiempo para reflexionar.
Quizás algunos nos vean como monstruos, pero de nosotros depende actuar como tales o demostrar que solo somos humanos, con nuestras virtudes y fallas.







lunes, 8 de mayo de 2017

Juntos para siempre...

En la actualidad la tradicional frase que se pronuncia en las bodas "hasta que la muerte los separe" suena como un ideal romántico irrealizable. No creo equivocarme al pensar que quienes se enamoran desean que fuera para siempre, o al menos por mucho tiempo. Sin embargo, la relación se acaba, el amor no logra soportar los embates del tiempo. Cada cual tendrá su explicación al respecto: si es que ya no se le da el mismo valor a la pareja, si es que antes seguían juntos aunque la relación no funcionara, etc.

Lo que nadie podrá negar es que, para aquellos esquizoides que buscan a quien amar, es mucho más difícil imaginar que seguirán juntos para siempre.
Pensando en ellos, les traigo esta leyenda indígena.

Leyenda India: "El Amor, el Individuo y la Pareja"

Cuenta una vieja leyenda de los indios sioux que, una vez, hasta la tienda del viejo brujo de la tribu llegaron, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos amamos -empezó el joven.
- Y nos vamos a casar -dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo.
- Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán.
- Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos.
- Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor -repitieron-, ¿hay algo que podamos hacer?

El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando
su palabra.
- Hay algo... -dijo el viejo después de una larga pausa-. Pero no sé... es una tarea muy difícil y sacrificada.
- No importa -dijeron los dos.
- Lo que sea -ratificó Toro Bravo.
- Bien -dijo el brujo-, Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena.
¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo-, deberás escalar la montaña del trueno y cuando llegues a la cima, encontrar la más brava de todas las águilas y solamente con tus manos y una red deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta... salgan ahora.
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur... El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y
expusieron ante la aprobación del viejo los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo mejor de su estirpe.
- ¿Volaban alto? -preguntó el brujo.
- Sí, sin duda. Cómo lo pediste... ¿y ahora? -preguntó el joven- ¿lo mataremos y beberemos el honor de su sangre?
- No -dijo el viejo.
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne -propuso la joven.
- No -repitió el viejo-. Hagan lo que les digo. Tomen las aves y atenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero... Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros.
El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.
- Este es el conjuro. Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure, "vuelen juntos pero jamás atados".


¿En qué me hizo pensar esta leyenda?
Lo primero que me llamó la atención es que los jóvenes tenían miedo. Creo que es difícil admitirlo, pero muchas veces tenemos miedo de perder las cosas que nos importan. Enfocándonos en el amor: ¿Qué son los celos sino temores a ser desplazados por otro? ¿Por qué algunas parejas se vuelven controladoras si no es por sus miedos? Si fuéramos capaces de hablar de ello con personas idóneas, con experiencia y confiables, nos iría mejor.

Otra cosa en que pensé es que el viejo hizo bien en buscar dos aves diferentes, porque es una buena metáfora de que hombres y mujeres son diferentes (aunque haya excepciones) ¿Recuedan el bestseller "Los hombres son de Marte las mujeres de Venus"? Más aún "No hay dos personas iguales" como reza el dicho.

En cuanto a la moraleja, me pareció especialmente apropiada para una pareja en la que al menos uno sea esquizoide.

Permítanme para terminar que exprese mi opinión sincera: para que una relación funcione hay que incluir a un tercero: Dios.

Vuelen solos, vuelen de a dos, pero ¡Vuelen alto!

sábado, 18 de febrero de 2017

Pobre osito roto

La siguiente ilustración que aparece en el sitio http://etianaquetzali.blogspot.com.ar/2011/01/trastornos-de-personalidad.html pretende mostrar los tipos de personalidad patológicas. Como explica su autora, eligió emplear ositos "pues un oso de peluche es algo que la mayoria de las personas usamos como soporte o refugio, en un icono de seguridad, entonces ¿quien es el que aguanta y soporta todos nuestros sentimientos y estados de animo? pues nuestro osito".

Cuando vi la imagen no pude permanecer indiferente. Quizás porque estamos acostumbrados a asociar los ositos de peluche con situaciones tiernas. Pero aquí reflejan lo que se ha dado en llamar TRASTORNOS de la personalidad, un sistema para clasificar lo que esa misma autora describe como "una personalidad tan trastornada y violenta". Y no es que me queje de su visión, porque seguramente tendrá su sustento teórico. Lo que me llama la atención es cómo nos ven los demás: como monstruos violentos o como un osito roto digno de conmiseración.
Se me ocurrió buscar sinónimos de la palabra trastorno, pues aunque los psicólogos hayan dado una definición precisa a la expresión "trastorno de la personalidad", la mayoría de la gente cuando lee la palabra trastorno piensa en los significados comunes. Esto es lo que encontré en www.wordreference.com:
* Desorden, confusión, alteración, irregularidad, trastrueque, conflicto, dificultad, molestia, perjuicio.
* contrariedad, pena, dolor, angustia, tristeza.
* locura, excentricidad, chaladura, chifladura.
Como podrán apreciar algunos pueden ver "pena, dolor, angustia, tristeza", mientras que otros ven "conflicto, dificultad, molestia, perjuicio" e incluso otros nos tildan de locos. Por eso ciertas personas nos agreden mientras tratan de corregirnos para que encajemos en su molde, pero otros sienten lástima y desean curarnos. Pero muchos esquizoides no desean encajar ni ser curados.

Esta es la imagen del esquizoide:

La explicación que acompaña la ilustración no proporciona más información que la que ya es conocida para los lectores de mi blog:
Las personas con una personalidad esquizoide son introvertidas, ensimismadas y solitarias. Son emocionalmente frías y socialmente distantes. A menudo están absortas en sus propios pensamientos y sentimientos y son temerosas de la aproximación e intimidad con otros. Hablan poco, son dadas a soñar despiertas y prefieren la especulación teórica a la acción práctica.

Me gustó un texto que aparece al margen, pues podría dar uno de los motivos de por qué preferir la propia compañía (si me permiten la expresión) a la de los demás.

¿Cómo una niña puedes estas sola?, ¿Cómo puede jugar y divertirse?, Completamente sola…

Me pregunte un día.

Y al instante me respondí.

Una niña juega sola y se divierte pues ya esta acostumbrada a eso. Nunca a tenido a nadie que la acompañe en sus juegos porque nunca a conocido a un verdadero amigo o simple y sencillamente tiene el mejor amigo que alguien puede tener para jugar en paz y es alguien imaginario… es alguien que no traiciona, que no miente, que solo se divierte y te acompaña, es el que nunca te engaña, sumamente especia y único, esta siempre a tu lado y nunca te deja solo…es tu amigo fiel… es tu yo interno …el que te entiende y no se burla de ti…

Pero lastimosamente para esta sociedad y para esta gente solo las niñas y los niños lo pueden tener …pues si uno ya de grande los tiene… es un loco…

(Las faltas de ortografía son del original)