sábado, 22 de noviembre de 2014

Miedo a no ser yo

Monigote en la arena
Cuento de Laura Devetach


La arena estaba tibia y jugaba a cambiar de colores cuando la soplaba el viento. Laurita apoyó la cara sobre un montoncito y le dijo:
—Por ser tan linda y amarilla te voy a dejar un regalo —y con la punta del dedo dibujó un monigote de seda y se fue.
Monigote quedó solo, muy sorprendido. Oyó como cantaban el agua y el viento. Vio las nubes acomodándose una al lado de la otra para formar cuadros pintados. Vio las mariposas azules que cerraban las alas y se ponían a dormir sobre los caracoles.
—Hola —dijo Monigote, y su voz sonó como una castañuela de arena.
El agua lo oyó y se puso a mirarlo encantada.
—Glubi glubi, monigote en la arena es cosa que dura poco —dijo preocupada y dio dos pasos hacia atrás para no mojarlo—. ¡Qué monigote más lindo, tenemos que cuidarte!
—¿Qué? ¿Es que puede pasarme algo malo? —preguntó Monigote tirándose de los botones como hacía cuando se ponía nervioso.
—Glubi glubi, monigote en la arena es cosa que dura poco —repitió el agua, y se fue a avisar a las nubes que había un nuevo amigo pero que se podía borrar.
—Flu flu —cantaron las nubes—, monigote en la arena es cosa que dura poco. Vamos a preguntar a las hojas voladoras cómo podemos cuidarlo.
Monigote seguía tirándose los botones y estaba tan preocupado que ni siquiera probó los caramelitos de flor de durazno que le ofrecieron las hormigas.
—Crucri crucri —cantaron las hojas voladoras—. Monigote en la arena es cosa que dura poco. ¿Qué podemos hacer para que no se borre?
El agua tendió lejos su cama de burbujas para no mojarlo. Las nubes se fueron hasta la esquina para no rozarlo. Las hojas no hicieron ronda. La lluvia no llovió. Las hormigas hicieron otros caminos.
Monigote se sintió solo solo solo.
—No puede ser —decía con su vocecita de castañuela de arena—, todos me quieren pero porque me quieren se van. Así no me gusta.
Hizo "cla cla cla" para llamar a las hojas voladoras.
—No quiero estar solo —les dijo—, no puedo vivir lejos de los demás, con tanto miedo. Soy un monigote de arena. Juguemos, y si me borro, por lo menos me borraré jugando.
—Crucri crucri —dijeron las hojas voladoras sin saber qué hacer.
Pero en eso llegó el viento y armó un remolino.
—¿Un monigote de arena? —silbó con alegría—. Monigote en la arena es cosa que dura poco.
Tenemos que hacerlo jugar.
"Cla cla cla", hizo Monigote porque el remolino era como una calesita.
Las hojas voladoras se colgaron del viento para dar vueltas.
El agua se acercó tocando su piano de burbujas.
Las nubes bajaron un poquito, enhebradas en rayos de sol.
Monigote jugó y jugó en medio de la ronda dorada, y rió hasta el cielo con su voz de castañuela.
Y mientras se borraba siguió riendo, hasta que toda la arena fue una risa que juega a cambiar de colores cuando la sopla el viento.



¿Qué tiene que ver este cuento conmigo?

Hace tiempo leí este cuento en una página de psicología de Facebook. Lo primero que pensé es: ¡qué importante debe ser para la escritora la posibilidad de estar con otros, que a través de esta historia nos enseña que no vale la pena vivir si no puedes tener a tus amigos cerca! Una idea imposible para un esquizoide.

Cuando lo leí comenté lo que sigue (en ese tiempo estaba yendo a terapia):

Leí que los esquizoides no buscan vínculos estrechos con los demás porque intuyen que se perderán a sí mismos en esa relación. Como el monigote del cuento su "yo" es frágil y desaparecería con la interacción social.
Cuando lo leí dije: "Yo soy esquizoide pero no pienso así". Sin embargo ahora que estoy haciendo terapia y considero la posibilidad de ser más sociable, me doy cuenta que tengo miedo de perder mi identidad. Hace unos años tuve una crisis de identidad, no sabía quién era, qué me gustaba o qué creía que me gustaba, qué era capaz de tolerar, qué quería de mi vida. Después de autoexaminarme por varios meses descubrí que una de las constantes en mi vida, algo que me definía era precisamente ser esquizoide. Por eso si dejara de actuar con el estilo esquizoide, dejaría de ser lo que soy para ser
otra cosa, dejar de ser significa dejar de existir, dejar de existir es morir. Aunque en este morir renazca de otra forma da miedo... mucho miedo.
El monigote podía arriesgarse a dejar de ser monigote y convertirse en un remolino de arena porque le gustaba jugar y en cambio no le gustaba la soledad. Pero, ¿qué incentivo puede tener alguien que se caracteriza por la apatía? ¿de dónde sacar fuerzas para acercarse a los demás cuando es algo que no me gusta y si además siento que eso me producirá otra crisis de identidad?


Al volver a leerlo surgieron nuevas ideas y revisé lo que dije entonces. Creo que mi interpretación sobre lo que sentía era cierta (realmente en mi inconsciente tenía miedo de cambiar como si mi vida estuviera en riesgo), pero es un razonamiento errado: dejar de ser no significa dejar de existir sino dejar de consistir, sigo existiendo pero con otra forma, con otra sustancia, o con otro propósito. El tema entonces es identificar hasta qué punto ser esquizoide me define. Podría compararlo con mi cuerpo: puedo decir que yo soy este cuerpo que tengo, pero soy más que eso, incluso mi cuerpo va cambiando (deja de ser lo que era) pero yo sigo existiendo, necesito un cuerpo para vivir pero no es necesario que mi cuerpo sea siempre igual (incluso eso es imposible).
De manera similar, tengo una personalidad que se caracteriza por ser esquizoide, pero puede evolucionar y seguiré existiendo. No puedo esperar que cambie drásticamente, con las experiencias vividas a lo largo del tiempo se irá modificando, pero conservará sus rasgos distintivos.

Esta vez al leer el cuento me hizo recordar la frase sobre "hacer castillos de arena" o "hacer castillos en el aire" que habla de soñar más que hacer planes, dejar que la imaginación nos engañe al imaginar escenarios futuros sin base sólida. Relacionándolo con el tema de la identidad, se me ocurrió pensar: ¿Qué tan real es la imagen que tenemos de nosotros mismos? ¿la chequeamos? (los esquizoides como no recibimos feedback de los demás no sabemos bien cómo nos ven los otros) ¿Qué seguridad tenemos de que al enfrentarnos a una crisis no nos haremos pedazos? ¿O cómo saber si el monigote es una circunstancia pero su esencia no es más que arena, que trató de diferenciarse tomando un rasgo y basando en él su identidad? Debajo del monigote había solo arena, ¿qué hay debajo de la máscara esquizoide?

miércoles, 13 de agosto de 2014

¿Qué queda cuando muere parte de mí?

Cuento: MI OTRO YO
de Mario Benedetti
(Del libro Mi Otro Yo)


Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la nariz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando. Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.

El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente, se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse incómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.

Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo qué hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañana siguiente se había suicidado.

Al principio la muerte del Otro Yo fue un rudo golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.

Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió a la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas.

Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable».

El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.




Reflexiones acerca del cuento

Debo admitir que no leí el libro completo, solo el cuento. Dicen que se trata de una metáfora política, que explica cómo una persona al despojarse de su moral y sentimientos pierde su humanidad y así, convertido en animal, es desconocido por sus propios amigos.

Yo solo puedo decirles que cuando lo leí, recordé el problema de la despersonalización (del cual hablé en mi entrada anterior) y pensé qué sucedería si finalmente mi lado emocional, cansado de ser ignorado, muriera... Sé que no es posible, que aunque no perciba las emociones están ahí, reprimidas. Pero supongamos que fuera posible: ¿Seguiría siendo yo al amputarme una parte tan importante de mí? ¿Me reconocerían los demás? ¿Notarían el cambio ya que hace tanto tiempo que mis emociones se me escapan de la consciencia y no sé dónde están?

Si perdiera totalmente las emociones ¿Me convertiría en algo así como un muerto en vida? ¿un fantasma? ¿Acaso soy ya un muerto en vida a los ojos de los demás y no me di cuenta? ¿Qué significa ser humano? ¿Qué valor tienen las emociones para considerarse humano? La gente suele decir que sin emociones la vida no es vida sino simple existencia... ¿Cómo lo saben si nunca se separaron de sus sentimientos? ¿Se puede ver morir una parte de nosotros (las emociones, ciertos recuerdos) sin hacer duelo, sin sufrir?

Disociación y despersonalización

Es un día nublado de invierno. Estoy en el patio de mi casa jugando. Tengo unos 7 años. Entonces escucho a mi mamá que me llama para que vaya a comprar algo. Inmediatamente siento un nudo en la garganta y una mezcla de autocompasión, odio y ganas de llorar. Detesto hacer mandados. Mientras la sangre se me sube al rostro pienso ir y protestar como siempre: ¿Por qué yo? ¿Por qué no lo compró antes? No me gusta salir de casa, no quiero ir, etc. Pero antes de que salga una palabra de mis labios me pregunto: ¿Para qué? Yo me quejo, mi mamá levantará la voz, yo gritaré, nos diremos cosas hirientes y al final tendré que ir igual, incluso quizás me castigarán.

Mirándolo fríamente es una tontería, no tiene sentido enredarme en una discusión que no puedo ganar, es absurdo enojarse si no consigo nada con ello, solo más dolor, llorar es lo más inútil de todo. Lo mejor es hacerle caso pronto a mamá y así estaré de vuelta enseguida para seguir haciendo lo que quiero. Al llegar a esta conclusión el nudo en la garganta desaparece, dejo de sentir el ardor en mis mejillas, no hay bronca, ni pena, ni llanto. Así de simple.


Fue un acontecimiento que pasó desapercibido para todos los demás, pero para mí marcó un antes y un después. Desde ese día cada vez que me sentía víctima de una injusticia, que me mandaban a hacer algo que no quería, que me retaban, cada vez que alguien se burlaba de mí o me desafiaba... me paraba frente a mí y me decía "No conviene enojarse. Con la mente fría se piensa mejor, recuerda lo que te hicieron y cuando menos lo esperen te vengarás, es mejor planear la venganza con tiempo". De a poco las emociones se apagaron y cada vez fue más raro que tuviera que pararme frente a mí para calmar mis ánimos. Pero también se fueron las emociones positivas. La risa se transformó en un recuerdo lejano. Me disocié de mi lado emocional.


Ya en la edad adulta, se volvió habitual observarme desde afuera mientras converso con alguien y darme consejos para que el otro no se dé cuenta que me muero de aburrimiento o que tengo ganas de salir corriendo. A veces me da la impresión de que nada es real, como si representara un papel en una película cuyo guión desconozco. No me causa ansiedad porque sé que esta extrañeza es solo una ilusión de mi cabeza, una forma de negar la realidad que me desagrada, una manera de despojarla de vida, para que no lastime. Sé lo que debo hacer: me meto en el papel, el rol que esperan de mí y trato de ser lo más convincente posible. Esta forma de despersonalización es parte de mí, de mi vida diaria.

¿Qué es la disociación?

En química la disociación es un proceso general en el cual complejos, moléculas o sales se separan en moléculas más pequeñas, iones o radicales, usualmente de manera reversible. Así que cuando en Psicología se habla de disociación significa que algo que antes estaba unido se separó en partes más pequeñas.
Este término se emplea para describir una variedad de experiencias que van desde un leve distanciamiento del ambiente que rodea a la persona, hasta distanciamientos más graves de la experiencia física y emocional. Se trata de un "distanciamiento de la realidad", a diferencia de lo que ocurre en la psicosis, donde hay una "pérdida de la realidad".


Los Trastornos Disociativos son definidos como “una alteración de funciones integradoras de la conciencia, la identidad, la memoria y la percepción del entorno” (DSM-IV) o como “la pérdida total o completa de la integración normal entre ciertos recuerdos del pasado, la conciencia de la propia identidad, ciertas sensaciones inmediatas y el control de los movimientos corporales” (CIE-10)

Algunos trastornos disociativos son:

Amnesia disociativa: se refiere a la incapacidad para recordar información personal importante que no puede ser consecuencia del olvido ordinario porque es demasiado extensa. Generalmente se producen micro-amnesias, en las que no se recuerda una discusión, o el contenido de una conversación se olvida de un momento a otro. Algunas personas se quedan luchando por recordar de qué estaban hablando, mientras intentan no dejar que su interlocutor se dé cuenta de que no tiene ni idea de lo que discutían.

Fuga disociativa: Las personas abandonan sus casas o su lugar de trabajo sin razón aparente, recorren largas distancias y de repente se dan cuenta de que no saben dónde están ni cómo llegaron allí. Pueden cambiarse de nombre y actuar de manera diferente, generalmente de manera más desinhibida.

Desrealización: Es la sensación de que lo que ocurre alrededor no es real. El mundo externo se percibe como falso, lejano o nebuloso o como si no se estuviera en él.

Despersonalización : Se caracteriza por la sensación de hallarse separado o ajeno del propio cuerpo. Puede ser incapaz de reconocerse en el espejo o simplemente de sentirse uno mismo, y va acompañada de un sentido intacto de la realidad.

Confusión y alteración de la identidad: La confusión de la identidad es un sensación de confusión respecto a quién es uno mismo. Por ejemplo, cuando una persona siente excitación y una emoción positiva mientras realiza una actividad que normalmente le resulta desagradable(por ejemplo, conducción temeraria, uso de drogas). La alteración de la identidad es la sensación de ser marcadamente diferente de otra parte de su ser. También se produce confusión con respecto al tiempo y al lugar; suele suceder que siente que se encuentra en otra época y lugar, generalmente del pasado.

Trastorno de Identidad Disociativo (o Personalidad Múltiple): Provoca que existan dos o más personalidades distintas en el mismo individuo, siendo cada una de ellas la dominante en un momento determinado.




¿Cuál es la causa de la disociación?

Algunos episodios de despersonalización y desrealización se deben a situaciones de estrés. Cuando una persona no puede manejar la ansiedad puede experimentar un distanciamiento de sí mismo, con la sensación de extrañeza, incluso llegar al desconocimiento del propio cuerpo como si perteneciera a otra persona (despersonalización). O bien, experimentar un distanciamiento del entorno circundante (desrealización), lo cual le da la sensación de estar en un sueño; o que las cosas, aunque las reconoce, son de alguna manera inexplicable, diferentes.

El abuso de alcohol y estupefacientes también puede provocar este tipo de experiencias. Pero hay también otras causas que no pueden evitarse, como las lesiones cerebrales.

En el siguiente video se explica el problema.



En cambio, los trastornos disociativos por lo general se asocian al abuso repetido físico y/o sexual en la infancia y otras formas de trauma. En el contexto de un trauma crónico y severo en la niñez, la disociación puede ser considerada adaptativa porque reduce el intenso dolor emocional creado por el trauma. Sin embargo, si la disociación continúa utilizándose en la edad adulta, cuando el peligro original ya no existe, puede ser disfuncional.

Cito un texto que leí en http://lapalabrablog.chanaweb.com/?p=632

Uno de los problemas principales para la persona con un trastorno disociativo es la alteración de la regulación de las emociones; es decir, la dificultad para tolerar y manejar experiencias emocionales intensas. Este problema procede en parte de haber tenido pocas oportunidades de aprender a calmarse a sí mismos o modular sus emociones, debido al hecho de criarse en una familia abusiva o negligente, donde los padres no enseñaron estas habilidades. Los problemas en el manejo de las emociones se componen de la intrusión repentina de recuerdos traumáticos y de las emociones abrumadoras que los acompañan.

La incapacidad para manejar emociones intensas puede desencadenar un cambio en el estado del yo, desde un estado de ánimo a otro. La despersonalización, la desrealización, la amnesia y la confusión de la identidad pueden considerarse esfuerzos de autorregulación cuando la regulación de las emociones falla. La despersonalización (o verse a sí mismo como si estuviera fuera de su propio cuerpo), por ejemplo, es un modo de no estar presente mientras se está siendo sometido a un acto de abuso o crueldad insoportable. Como última alternativa de una mente abrumada para escapar del miedo cuando no hay escapatoria, una persona puede, inconscientemente, adaptarse creyendo que es alguien diferente. Así, la experiencia traumática que la persona no se ve capaz de afrontar ni de admitir, queda en un compartimento aislado de su mente, desconectado del resto, y desarrollándose de un modo independiente con cada repetición del trauma hasta dar lugar a una personalidad diferente. No es raro que una de las personalidades sea agresiva y sienta ira y desprecio hacia la personalidad víctima, a quien considera débil, cobarde y merecedora del castigo. Esta personalidad airada ha observado a la víctima desde fuera sin sentir nada hacia ella. Por eso, uno de los pasos principales para la integración de esta personalidad pasaría por lograr que sienta compasión por la víctima y empatía hacia ella. La aproximación terapéutica requiere ayudar a construir la confianza en la capacidad de una persona para tolerar sus emociones, aprender, y crecer como persona.

viernes, 18 de julio de 2014

Trastornos de la personalidad


La personalidad está determinada por nuestras formas de actuar y de ser ante diferentes situaciones dentro de la vida cotidiana. Está dada por el carácter (se adquiere según el ambiente en el que se desarrolle el individuo) y por el temperamento (genético).

Tal como lo define el DSM-IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, edición 4), "un trastorno de personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y comporta malestar o prejuicios para el sujeto".

Cuando una persona es diagnosticada con un trastorno de la personalidad puede ser que tenga alteraciones en la cognición, emotividad, funcionamiento interpersonal o en el control de impulsos. Los trastornos de la personalidad se extienden a muchas situaciones porque los "comportamientos anormales" son egosintónicos, es decir que los elementos de la conducta, pensamientos, impulsos, mecanismos y actitudes de una persona están de acuerdo con el Yo y con la totalidad de su personalidad; y por tanto, se perciben como adecuados por el afectado.

Se desconoce la causa exacta de su aparición, sin embargo existen varias teorías que procuran explicarla. Algunos teóricos la atribuyen a trastornos cromosómicos o del sistema nervioso (teóricos de la Biología), otros a comportamientos adquiridos (teóricos de las ciencias sociales) y otros a las deficiencias en el desarrollo del yo (teóricos psicodinámicos).

La personalidad no es algo fijo con lo que venimos al mundo, sino que, en gran parte, es influenciada y modificada por las experiencias vividas. Durante la infancia y la adolescencia pueden aparecer conductas que limitan en gran medida el equilibrio emocional, producidas por alteraciones del desarrollo que persisten en la edad adulta y que no pueden atribuirse a otros trastornos mentales ni a lesiones cerebrales. Estos trastornos de la personalidad son perturbaciones significativas que abarcan las dimensiones emocionales, afectivas, motivacionales y de relación social de los individuos.

La influencia de los factores genéticos y ambientales no es igual en todos los trastornos de la personalidad. En algunos trastornos como el trastorno antisocial de la personalidad, la genética parece jugar un papel importante, mientras que en otros casos, como el trastorno por dependencia, parece que el ambiente ejerce una mayor influencia. No obstante, en general, suele existir una interacción entre ambos factores (genéticos y ambientales).
Las estadísticas revelan que el maltrato, abuso o negligencia emocional en la infancia parecen jugar un papel muy importante en el desarrollo de diversos trastornos de personalidad. Aunque un niño tenga una predisposición genética a padecer cierto trastorno de la personalidad, puede no desarrollarlo nunca si se desarrolla en un ambiente sano y protector, pero si es víctima de maltrato o abuso es mucho más probable que acabe padeciendo el trastorno.

Fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_de_personalidad
http://portalcantabria.es/Psicologia/37.php
http://motivacion.about.com/od/Personalidad/a/Cual-Es-La-Causa-De-Los-Trastornos-De-Personalidad.htm

Clasificación
Los dos principales sistemas de clasificación, el CIE y el DSM, deliberadamente han fusionado sus diagnósticos hasta cierto punto, pero aún sigue habiendo diferencias. El diagnóstico y agrupación de los trastornos de personalidad genera controversia y polémica, pues no están bien definidos los criterios para diferenciarlos de otros trastornos mentales o distinguir las categorías particulares de trastornos de la personalidad unas de otras.




Como orientación para saber si tiene un trastorno de personalidad puede hacer el test en la siguiente página:
http://www.testdepersonalidad.info

domingo, 22 de junio de 2014

Cómo se vive con un corazón frío y vacío

Se me ocurrió buscar en Internet las palabras "Corazón", "frío" y "vacío". Quería ver a qué lo asocia la mayoría de la gente y, como era de esperar, encontré algunas poesías.

Podrían ser los versos de cualquiera, las palabras escritas por una persona común, como tú quizás. Creo que la mayoría de la gente alguna vez se sintió con un corazón frío y vacío. Si no es tu caso tienes mucha suerte.

Lo que me llamó la atención es que justamente quienes hablan de tener un corazón así, en realidad expresan sentimientos, emociones... un corazón que sigue ahí, que duele. Probablemente el frío no llegó a congelarlo.




Corazón frío


Corazón frio, como hielo, rígido
y endurecido por lo acontecido
en tiempo, como estepa siberiana
aire cortante que curte la piel
y llega hasta tu alma.
Largas e interminables jornadas,
llenas de noches sin luz y agua helada
recuerdos congelados en el compás
del viento que nunca amaina.
Salado, como agua de mar,
que no conoce dulzuras
acido como un limón, incapaz de bajar
una estrella a mi corazón
seco, sin lágrimas en el alma.
Corazón hueco, vacío,
sin sentires, ni calor de amor
sin vuelos ni pretensión,
corazón estéril de música y letras,
nada le conmueve, no sabe del amor.
En la rosa solo ve las espinas,
no ve su color ni le llega su fragor,
no conoce espacios iluminados por la luz
al cielo nunca mira, no sabe de luceros,
estrellas, ni luna ni sol…
Encerrado en jaula impuesta e imaginaria,
solo sabe de su latir
y pasa la vida, pasando,
en un estar sin estar,
en triste soledad que no sabe que es soledad,
corazón frio, yaces en el mundo
de las animas, aun cuando vivo estás…
Lola Wizner
Copyright 2012
(Fuente: https://www.facebook.com/permalink.php?id=213414918743318&story_fbid=353002491451226)



Con el corazón vacío
Con el corazón vacío
se puede andar unos pasos sin sentir el aire que te rodea.

Con el corazón vacío
puedes hablar pero sin colorear el aliento.

Con el corazón vacío
se puede vivir sin sentimiento, con acciones medidas y acompasadas por la media
de un reloj.

Con el corazón vacío
uno es la mitad de uno.

Con el corazón vacío
la gente parece estar mas segura por que no le pesa.

Con el corazón vacío
si hay tormenta no caen rayos.

Con el corazón vacío
no se levanta la cabeza para ver horizontes.

Con el corazón vacío
la vida pasa como pasa todo.

Con el corazón vacío
se evita el pensar que duele.

Con el corazón vacío
uno es un pelele.

Con el corazón vacío
uno calla y no escucha.

Con el corazón vacío
se siente frío.

Con el corazón vacío
se escucha el hueco que deja la vasija donde anidan los sentimientos.

Con el corazón vacío
Con el corazón
Con él.
PUBLICADO POR SANDRA SIN DATA
(Fuente: http://poemas-ausentes.blogspot.com.ar/2011/04/con-el-corazon-vacio.html)



Para terminar...

A los esquizoides muchas veces nos recriminan por ser fríos o no tener corazón.
Cuando algún dolor enorme rompe el corazón, dicen que el tiempo puede sanar las heridas. Cuando la realidad es tan difícil de soportar que congela las emociones, un cambio en el entorno puede hacer resurgir la calidez del alma. Pero, ¿es posible despertar las emociones que nunca se aprendió a sentir con intensidad? ¿Cómo empatizar con los demás cuando el desapego es nuestra realidad y el deseo de huir nuestro instinto?


¿Cómo amar a un esquizoide?

Siguiendo con el tema de la última entrada, publico una fábula que se puede aplicar perfectamente al dilema esquizoide que busca amor pero también necesita estar solo.

Estamos lejos de San Valentin, esa fecha en que todos hablan de amor. Pero tenía que ser así. Si un esquizoide se atreve a hablar de estos temas, no podría hacerlo cuando tanto bombardeo mediático agota nuestra escasa capacidad de soportar emociones y sentimentalismos.

En 1851, el filósofo Arthur Schopenhauer planteó en su obra Parerga und Paralipomena la parábola que comparto a continuación. Una sencilla historia con final feliz (Las imágenes son de mi autoría, así que perdonen si les parecen rudimentarias).

La realidad no suele ser tan simple y el aprendizaje no es tampoco libre de dificultades. Pero como me comentó un esquizoide como respuesta a la publicación anterior: "si existe la furia esquizoide; por que no el amor esquizoide??".
No tengo experiencia en estos temas, probablemente no cualquiera sea capaz de afrontar semejante relación. Tal vez tenga razón quien me dijo: "Para un esquizoide Estar con alguien «normal» es complicado".

El dilema del erizo


En un día muy helado, un grupo de erizos que se encuentran cerca sienten simultáneamente la necesidad de juntarse para darse calor y no morir congelados.

Cuando se aproximan mucho, sienten el dolor que les causan las púas de los otros erizos,
lo que les impulsa a alejarse de nuevo.

Sin embargo, como el hecho de alejarse va acompañado de un frío insoportable, se ven en el dilema de elegir: herirse con la cercanía de los otros o morir. Por ello, van cambiando la distancia que les separa hasta que encuentran una óptima, en la que no se hacen demasiado daño ni mueren de frío.

lunes, 16 de junio de 2014

Amor esquizoide


Leí hace tiempo algunas citas del libro "Amores altamente peligrosos" de Walter Riso que francamente daban una imagen muy negativa del individuo esquizoide (http://somoslosmalos-somoslosmalos.blogspot.com.ar/2010/03/amores-esquizoides.html). Entre otras cosas dice:
“Aislarse afectivamente de la pareja es una forma silenciosa de agresión. Es la otra faceta del antiamor, tan o más destructiva que el amor violento”.
“El vía crucis comienza cuando descubren que la persona de quién se han enamorado es lo más parecido a un zombi”.
“Querer a un esquizoide es como abrazar la nada”.
“Cuando me preguntan cómo convivir afectivamente con una persona esquizode/ermitaña, mi respuesta es simple: No se puede”.

Son palabras duras. Pero aún cuando tengan su sustento, si quien las lee no entiende qué significa ser esquizoide, puede juzgar mal y pensar que este tipo de personas son monstruos disfrazados de ángeles.

Los esquizoides altos son reticentes a buscar pareja y los leves no tienen tan pronunciadas esas características que les dificulta a los primeros entablar una relación romántica. En general tanto unos como otros no desean causar daño a nadie. Así que antes de condenar a los esquizoides como los malos de la película deberían considerar cada caso.


Testimonios de esquizoides
¿Los esquizoides tienen sentimientos? ¿Son capaces de expresar emociones? ¿Puede enamorarse un esquizoide? Para responder estas preguntas cito a algunos esquizoides que comentaron sus sentimientos en foros o grupos especializados. Para preservar su anonimato no doy nombres.

A mí me pasa que cuanto más enamorado estoy y más quiero estar con esa persona, más necesito su afecto y más quiero decirle que le quiero, más huyo, me vuelvo frío, inaccesible, me es imposible manifestar mis sentimientos

Siempre de chico, y a partir de los 13, me pasaba que cuando me gustaba una chica intentaba de alguna manera acercarme, pero si después veía que la situación me favorecía, es decir, si ella gustaba de mí, mi actitud y tendencia era a alejarme... y como por arte de magia, perdía los sentimientos hacia ella. ¡Eso me molestaba! (...) Me enamoré en varias ocasiones.... PERO, nunca amé... nunca tuve la oportunidad de estar con alguna chica que sienta ese amor que yo sentía... ya de por sí se complica porque no ando con mujeres...


Aunque estemos mejor solos, lo sepamos, no nos agobiemos tanto como los demás, sí es verdad que para un esquizoide bajo-medio al final pesa.
Pesa porque estás cuerdo y sabes que no es buena esa soledad, pero por otro lado sabes que no quieres o no te apetece conocer gente y si alguna vez lo intentas sabes que esa maldita sensación de no tener nada común, a los 10 minutos aparecerá.

En mi caso hace poco que acepté ser esquizoide, antes solo estaba hundida en mi propio mundo. Cree un mundo mio en mi cabeza, en la que estoy bien sola y no necesito de nadie, pero me siento sola y necesito amor…. Eso no es incomprensible, es esquizoide y estoy bien pero a la vez sufro mucho. Soy muy inteligente, creativa y original, soy perfecta en detalles y puedo hacer cualquier trabajo, lograr cualquier objetivo que me proponga, hasta que me aburra…

Si planean tener una relación con un esquizoide, no basen la relación en el poder llegar a cambiar a la otra persona o en suponer que en algún momento las cosas serán diferentes, es triste decirlo (siendo un esquizoide) pero la vida normal es algo a lo que no aspiramos sin embargo es algo que a veces anhelamos, pero la mayoría de nosotros no queremos hacer a las personas miserables o lastimarlas y por eso en muchos casos las alejamos o evitamos la interacción... Creo que es algo bastante usual e incluso coherente a mi manera de ver.

El otro día pensaba en ella, le dije que no se enamorara, que voy a romper su corazón, no me hizo caso.
Después entendí, el asunto es que me vuelven loco las mujeres que no se enamoran..., hasta que se enamoran


Es muy difícil dejar que alguien entre y si logra entrar asusta y (al menos yo) hago todo para que se aleje de mí, es una desesperación horrible, quieres correr y da una ansiedad atroz al sentir que tu espacio está siendo invadido y la salida es decir o hacer algo muy malo para herir a la persona aunque esa no es la intención verdadera. Solo queremos que nos dejen en paz, un mecanismo para defenderse, mmh no se si me explico... Y sí, sí podemos querer pero a nuestra manera... si quieren una relación con alguien con esta característica sería que no tienen que esperar nada, no exigir nada, ser completamente altruistas, no digo que eso sea fácil o justo pero es lo que es.

Nunca tuve novia, nunca me llamaron chicas a casa cuando era joven, me he pasado los últimos 30 años sin apenas hablar.

Yo, a quien no impulsa esa voluntad de vivir...¿Quién aguantaría no saber nada del marido, del padre, del hijo, excepto que está encerrado en su cuarto escribiendo? Yo no pertenezco a este mundo ni a ningún otro ¿Yo qué soy? Un hombre infantil, débil, enfermizo, suicida, insociable, triste, rígido y desprovisto de esperanzas, me convertí en una persona retraída, callada, insociable y descontenta enojada y llena de miedo (...) Ya hace demasiado tiempo que no me emociono ni con la droga más poderosa que es el sexo. Me siento increíblemente culpable.

Las cosas son como son para nosotros, no como queramos/quieran los demás que sean. No es algo como fumar o morderse las uñas, que se deja con más o menos esfuerzo. Esforzarnos en este sentido nos produce malestar físico. No es cuestión de egoísmo (...) No es cuestión de voluntarismo. Quién pretende cambiarnos lo que acaba es lastimado. Y créeme que esto no lo deseamos en absoluto.

La concepción de que no se siente nada es incorrecta uno siente, es solo que simplemente los "sentimientos" no tienen un valor, en mi caso todo es afrontable y desechable sin embargo al final creo que se desea que todo hubiera funcionado


Saquen sus propias conclusiones, sin olvidar que no hay dos personas iguales.
(Si alguno a quienes cito desea que borre de esta página su aporte, dígamelo y lo haré).
Para despedirme les dejo un poema de Mario Beneditti:

El amor es un centro

Una esperanza un huerto un páramo
una migaja entre dos hambres
el amor es campo minado
un jubileo de la sangre
cáliz y musgo/ cruz y sésamo
pobre bisagra entre voraces
el amor es un sueño abierto
un centro con pocas filiales
un todo al borde de la nada
fogata que será ceniza
el amor es una palabra
un pedacito de utopía
es todo eso y mucho menos
y mucho más/ es una isla
una borrasca/ un lago quieto
sintetizando yo diría
que el amor es una alcachofa
que va perdiendo sus enigmas
hasta que queda una zozobra
una esperanza un fantasmita.

viernes, 28 de febrero de 2014

Una poesía para pensar en las emociones

LO FATAL


Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,

¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...


Rubén Darío, 1905

miércoles, 12 de febrero de 2014

¿Por qué no quiero estar con otros?

El otro día leí que a los depresivos se les suele decir: "Anímate", "No te preocupes tanto", etc. como si pudieran hacerlo, como si la depresión fuera elección suya. Esto es (continuaba diciendo el texto) como si a un enfermo se le dijera: "Baja ya la fiebre", "¿Por qué tienes tanto dolor de cabeza? Déjalo".

Con los esquizoides pasa lo mismo. Nos dicen: "Tienes que salir más, así conoces gente nueva", "No seas tan aburrido (o aburrida), diviértete un poco", etc. No comprenden que conocer gente nueva no va a despertar en nosotros el deseo de ser amigos y que si no nos divertimos más es porque sus bromas, sus charlas y fiestas nos resultan aburridas. No hay forma de reírte si un chiste no te hace gracia.

¿Cómo explicar lo que sentimos?

Si a alguno de ustedes de chicos lo obligaron a estudiar piano o guitarra, aunque tú les decías a tus padres que la música no era para ti. O si te obligaron a practicar fútbol o voley, a pesar de que sabían que odiabas los deportes. Entonces puedes darte una idea.


Imagina que se acerca la hora de tu clase de música. Piensas: "Ay, nooo. Tengo que ir a música". Miras el cielo nublado y te dices: "Seguro que se larga a llover en el camino y me empapo", o si hay sol "¡Qué día hermoso y yo tengo que encerrarme con esa vieja odiosa!". Pasan los minutos y te das cuenta que se hizo tarde. Ya se escuchan los gritos de tu madre: "¿Todavía estás acá? Vas a llegar tarde de nuevo". Arrastrándote tomas tus cosas y te marchas. Al llegar la profesora te pregunta: "¿Practicó lo que le mandé?" y piensas "¿No es suficiente tortura el tiempo que paso acá adentro?". Empiezas con los ejercicios y sientes que tus dedos son los más torpes del mundo. Tu mente vuela... No puedes concentrarte. Ni siquiera oyes las indicaciones que te dan. Aguantas lo mejor que puedes, pero llega un momento en que empiezas a mirar el reloj cada 2 minutos. Lo único que puedes pesar es "¿Cuánto falta para irme?".

Otro caso. Tienes que ir a práctica de rugby, o hockey, o lo que sea. Todavía te duelen todos los músculos desde la otra vez. Piensas que te ves ridículo con el uniforme: ¿A quién vas a engañar? No tienes físico para eso. Tratas de animarte diciéndote que es bueno practicar deportes y te repites todas las palabras que te dicen tus padres cada vez que les pides que no te obliguen a seguir con esto. Llegas y ves los rostros sonrientes de los demás y tratas de imitar una sonrisa para no desentonar. Como de costumbre empezamos con calentamiento: ¿Hay algo más aburrido? ¿Otra vuelta a la cancha? ¿Qué diferencia hay en una vuelta más o una vuelta menos? Se dividen en dos grupos para jugar y ya te imaginas las caras de tus compañeros cuando vean que les tocó jugar contigo. Te propones hacer tu mejor esfuerzo. No quieres ser el centro de todas las burlas y enojo. El entrenador grita sus tonterías de siempre. Se supone que eso anima al equipo. Soportas que te pisen y te den un codazo en el ojo sin demostrar que te duele (a nadie más parecen dolerle los golpes de sus compañeros). Corres hasta que te falta el aire. Estás todo sudado. Es inútil. Al final te das cuenta que solo perdiste tu tiempo.

Poniéndose en la piel de un esquizoide
Tal vez la descripción fue exagerada. La intención era que pudieras imaginar de la manera más vívida lo que experimenta esa chica o chico.

Ahora imaginen esa misma frustración de ser obligados a estudiar algo que no te gusta, a practicar algo que detestas. Te obligan a visitar a tu abuela o primos y eso significa aprender las normas sociales, los códigos implícitos que manejan los otros y a los que tú no les encuentras sentido. Se supone que debes divertirte, pero solo puedes ver lo negativo. Ante la sola idea de tener que dejar las cosas que te gustan para ir a ver a esas personas que no te entienden, te pones molesto, empiezas a inventar excusas, te enfocas en los malos recuerdos de experiencias anteriores.

A veces tratas de convencerte que es bueno ser sociable, que algún día te servirá. Pero luego te das cuenta que no estás hecho para eso, que te ves ridículo representando el papel de "chico normal", tratando de imitar los sentimientos que no tienes. Sabes que no puedes ser natural cuando estás con otros. Eso significaría poner mala cara, ignorarlos abiertamente, o decirles con fastidio que se callen... y luego vendrían las represalias. Ya pasaste por ello.

Por más que te esfuerces nunca serás un músico o un deportista si no naciste para eso: si no tienes talento ni te gusta. Por más que te esfuerces nunca serás sociable y divertido si naciste esquizoide.

martes, 4 de febrero de 2014

Las capas de la cebolla

Encuentro tanta diferencia entre yo y yo mismo como entre yo y los demás
Michel Eyquem de Montaigne


Es característico del ser humano adaptar su comportamiento a las circunstancias. Es por eso que no somos siempre la misma persona: actuamos diferentes roles que muestran solamente una faceta de nosotros. Así es que somos uno en el trabajo, otro en casa, otro con los amigos, incluso cambiamos hasta el tono de voz de acuerdo a la persona con la que hablamos. Son como máscaras que nos ponemos para ser socialmente aceptados.

A veces andamos por la vida ocultos con tantas máscaras como las capas de la cebolla que resulta muy difícil descubrir el auténtico yo.

En los esquizoides esta característica es llevada al extremo. Mikel Martínez, en su página esquizoide.net lo expresa así:

El esquizoide presenta un comportamiento (máscara) característico, definido como
- insociable
- emocionalmente frío
- falto de disfrute en las relaciones interpersonales
- no se siente feliz en su propia familia
- solitario
- de baja libido
- anhedónico
- sin amigos

Cuando en la intimidad el esquizoide se siente libre de la presión del medio social ,
entonces puede sacar la parte oculta de su personalidad,
la otra máscara. Entonces podemos ver a una persona…
- sensible
- que disfruta de relaciones sociales
- emotivo
- con disfrute moderado de su libido
- motivado y activo en sus aficiones
- con sitio para algún amigo
- a veces creativo
- productivo, constante en sus objetivos

A veces, viendo en mí estas características, me han dicho:
“…pero tú no eres esquizoide?”

Y yo: “Lo soy, pero de grado medio-bajo. Voy por la vida
con la máscara esquizoide, pero a veces en la intimidad
me gusta disfrutar con mi otra máscara…Yo soy las dos cosas,
yo tengo esas dos máscaras.”


Les propongo la lectura de un cuento para seguir pensando sobre el tema.

El cuento de la cebolla

Había una vez un huerto lleno de hortalizas, árboles y frutales, y toda clase de plantas. Como todos los huertos tenía mucha frescura y agrado. Por eso daba gusto sentarse a la sombra de cualquier árbol a contemplar todo aquel verdor y escuchar el canto de los pájaros. De pronto, un buen día, empezaron a nacer unas cebollas centelleantes, como el color de una mirada o el color de una sonrisa o el color de un bonito recuerdo.

Después de algunas investigaciones sobre la causa de ese resplandor, resultó que cada cebolla tenía dentro, en el corazón, una piedra preciosa. Ésta tenía un topacio, la otra una aguamarina, aquélla una esmeralda...
¡Una maravilla! Por alguna incomprensible razón, se empezó a decir que aquello era peligroso, intolerable, inadecuado y vergonzoso...

Total, que las bellísimas cebollas tuvieron que esconder sus piedras preciosas en capas y capas cada vez más oscuras y feas, para disimular cómo eran por dentro, hasta que empezaron a convertirse en unas cebollas de lo más vulgar. Pasó entonces por allí un sabio al que le gustaba sentarse a la sombra de los árboles del huerto y que, sabía tanto, que entendía hasta el lenguaje de las cebollas, y empezó a preguntar una por una:

-¿Por qué no eres como eres por dentro?

Y ellas iban respondiendo:

-Me obligaron a ser así.

-Me fueron poniendo capas...

-Incluso me puse algunas para que no dijeran... Algunas tenían hasta diez capas y casi no se acordaban de por qué se pusieron las primeras.

Al final, el sabio se puso a llorar; y, cuando la gente le vio llorando pensó que llorar ante las cebollas era propio de personas inteligentes: Por eso, aún hoy, todos siguen llorando cuando una cebolla nos abre el corazón.

lunes, 27 de enero de 2014

Trayendo un poco de claridad (3ra y última parte)

Para quien tenga dudas sobre si es o no esquizoide, transcribo la siguiente guía de la página http://www.esquizoide.net que es un sitio especializado en el tema, para mí el mejor.


Tipos de problemas de relación

Si tienes un fuerte problema de relación social y dudas a la hora de adscribirte a una determinada clasificación, prueba con esta breve guía.

ESQUIZOIDE Solitario, indiferente, distante, apático, aburrido, frío. Sin amigos. Desvinculado de todos. No disfruta de las relaciones personales y apenas de alguna actividad.
EVITATIVO Ansiedad anticipatoria patológica en relaciones sociales. Hipersensible a las críticas. Se siente inferior, fracasado, poco atractivo, inepto. Desea ser sociable pero no puede.
ESQUIZOTIPICO Mezcla realidad y fantasía. Creencias extrañas. Distorsiones cognitivas y perceptivas. Excéntrico. Relaciones sociales = ansiedad, por temores de tipo paranoide. Pensamiento y lenguaje, raros.
FOBIA SOCIAL Temor persistente por situaciones sociales que provocan ansiedad. Miedo hablar en público. Preocupación por ruborizarse, sudar, palpitaciones. Miedo a ser evaluado. Teme que se note su ansiedad.
ASPERGER Falla en el lenguaje no verbal : expresión facial, posturas, gestos. Alguna preocupación absorvente anormal. No comparte disfrutes, intereses. Sin reciprocidad emocional. Rutinas no funcionales. Movimientos estereotipados.

Divergencias Esquizoide-Evitativo

EN TEORÍA se pueden establecer con claridad las divergencias entre esquizoides y evitativos: Las podemos encontrar especialmente en los tipos puros.
EN LA VIDA REAL cada individuo tiene su propio perfil con rasgos que a veces se mezclan entre evitativos y esquizoides.

CONVERGENCIAS:
- Ambos son grandes solitarios

DIVERGENCIAS:
- En las relaciones sociales los esquizoides sienten indiferencia, los evitativos, ansiedad.
- Los esquizoides no desean las relaciones sociales, los evitativos, sí.
- Los esquizoides no sostienen ideaciones especiales, los evitativos se consideran ineptos, inferiores y temen ser humillados.
- Los esquizoides son pasivos, los evitativos son activos.
- Los esquizoides son indiferentes a las alabanzas y críticas, los evitativos son muy sensibles a las mismas.


Algunos test gratuitos en Internet

Test de timidez: http://www.cepvi.com/Test/clinicos/timidez.htm
Test de timidez: http://quo.mx/2012/04/03/plus/test-que-tan-timido-eres
Test de extroversión/introversión: http://www.cepvi.com/Test/clinicos/extroversion.htm
Test de ansiedad: http://www.cepvi.com/Test/clinicos/ansiedad.htm
Test Dass 21 (depresión, ansiedad, estrés): http://psicologo-especialista-barcelona.com/test/depresion_ansiedad_estres.html
Test de fobia social: http://www.cepvi.com/Test/clinicos/test_fobia_social.htm
Inventario de Fobia Social de Davidson: http://www.ayudapsicologica.org/test/test-ansiedad/74-inventario-fobia-social.html
Test de fobia social: http://www.onmeda.es/test/test_de_la_fobia_social.html
Test de miedo a la evaluación negativa (este test complementa al de fobia social): http://www.cepvi.com/Test/clinicos/test_eval_negativa.htm
Test SAD (Watson y Friend, 1969) Escala de ansiedad y evitación social: http://psicologo-especialista-barcelona.com/test/test_fobia_social.html
Otro test SAD: http://www.ayudapsicologica.org/test/test-ansiedad/288-escala-de-malestar-y-evitacion-social-sads.html
Test trastornos de la personalidad: http://www.testdepersonalidad.info
Test de autoevaluación esquizoide: http://www.esquizoide.net/tests.html
Escala Revisada de Anhedonia Social (desinterés social): http://espectroautista.info
Evaluador de Asperger en Adultos: http://espectroautista.info/tests/espectro-autista/adultos/AAA
Test Infantil del Síndrome de Asperger: http://espectroautista.info/tests/espectro-autista/infantil/CAST

domingo, 19 de enero de 2014

¿La soledad es nuestra prisión o nuestro refugio?

La Casa de Asterión
de Jorge Luis Borges



Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. Es verdad que no salgo de mi casa, pero también es verdad que sus puertas (cuyo número es infinito) están abiertas día y noche a los hombres y también a los animales. Que entre el que quiera. No hallará pompas mujeriles aquí ni el bizarro aparato de los palacios, pero sí la quietud y la soledad. Asimismo hallará una casa como no hay otra en la faz de la Tierra. (Mienten los que declaran que en Egipto hay una parecida.) Hasta mis detractores admiten que no hay un solo mueble en la casa. Otra especie ridícula es que yo, Asterión, soy un prisionero. ¿Repetiré que no hay una puerta cerrada, añadiré que no hay una cerradura? Por lo demás, algún atardecer he pisado la calle; si antes de la noche volví, lo hice por el temor que me infundieron las caras de la plebe, caras descoloridas y aplanadas, como la mano abierta. Ya se había puesto el Sol, pero el desvalido llanto de un niño y las toscas plegarias de la grey dijeron que me habían reconocido. La gente oraba, huía, se prosternaba; unos se encaramaban al estilóbato del templo de las Hachas, otros juntaban piedras. Alguno, creo, se ocultó bajo el mar. No en vano fue una reina mi madre; no puedo confundirme con el vulgo, aunque mi modestia lo quiera. El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda transmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos.
Claro que no me faltan distracciones. Semejante al carnero que va a embestir, corro por las galerías de piedra hasta rodar al suelo, mareado. Me agazapo a la sombra de un aljibe o a la vuelta de un corredor y juego a que me buscan. Hay azoteas desde las que me dejo caer, hasta ensangrentarme. A cualquier hora puedo jugar a estar dormido, con los ojos cerrados y la respiración poderosa. (A veces me duermo realmente, a veces ha cambiado el color del día cuando he abierto los ojos). Pero de tantos juegos el que prefiero es el del otro Asterión. Finjo que viene a visitarme y que yo le muestro la casa. Con grandes reverencias le digo: "Ahora volvemos a la encrucijada anterior" o "Ahora desembocamos en otro patio" o "Bien decía yo que te gustaría la canaleta" o "Ahora verás una cisterna que se llenó de arena" o "Ya verás cómo el sótano se bifurca". A veces me equivoco y nos reímos buenamente los dos.
No sólo he imaginado esos juegos; también he meditado sobre la casa. Todas las partes de la casa están muchas veces, cualquier lugar es otro lugar. No hay un aljibe, un patio, un abrevadero, un pesebre; son catorce [son infinitos] los pesebres, abrevaderos, patios, aljibes. La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo. Sin embargo, a fuerza de fatigar patios con un aljibe y polvorientas galerías de piedra gris he alcanzado la calle y he visto el templo de las Hachas y el mar.
Esto no lo entendí hasta que una visión de la noche me reveló que también son catorce [son infinitos] los mares y los templos. Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado Sol; abajo, Asterión. Quizá yo he creado las estrellas y el Sol y la enorme casa, pero ya no me acuerdo.
Cada nueve años entran en la casa nueve hombres para que yo los libere de todo mal. Oigo sus pasos o su voz en el fondo de las galerías de piedra y corro alegremente a buscarlos. La ceremonia dura pocos minutos. Uno tras otro caen sin que yo me ensangriente las manos. Donde cayeron, quedan, y los cadáveres ayudan a distinguir una galería de las otras. Ignoro quiénes son, pero sé que uno de ellos profetizó, en la hora de su muerte, que alguna vez llegaría mi redentor.
Desde entonces no me duele la soledad, porque sé que vive mi redentor y al fin se levantará sobre el polvo. Si mi oído alcanzara todos los rumores del mundo, yo percibiría sus pasos. Ojalá que me lleve a un lugar con menos galerías y menos puertas. ¿Cómo será mi redentor?, me pregunto. ¿Será un toro o un hombre? ¿Será tal vez un toro con cara de hombre? ¿O será como yo?

El Sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba un vestigio de sangre.
– ¿Lo creerás, Ariadna? – dijo Teseo -. El minotauro apenas se defendió.



Reflexiones sobre el cuento

Lo que me gusta de este cuento es que se puede hacer muchas lecturas de esta historia.

Puede tomarse como una metáfora de la antítesis entre la manera en que nos percibimos a nosotros mismos y la manera que nos ven los demás. He leído opiniones que dicen que los esquizoides somos egocéntricos, quizás tengan razón en el sentido que pasamos mucho tiempo enfocados en nosotros mismos, y también en muchos casos nos cuesta ponernos en el lugar de los otros al analizar el mundo circundante. No estoy diciendo que lleguemos al extremo de Asterión que tenía un egocentrismo de tipo infantil, al pensar que quizás fuera el creador de las estrellas y el sol. Pero sí debemos admitir que es difícil ser objetivos al analizarse a uno mismo y quizás por ese "orgullo esquizoide" no veamos nuestros defectos o lo consideremos virtudes. Tampoco podemos darle la razón a los demás simplemente por ser mayoría, pues la mayoría no siempre tiene la verdad, además en general no nos conocen lo suficiente para hacer una crítica acertada. ¿Somos monstruos o víctimas por ser diferentes? ¿Tenemos elección de ser diferentes o integrarnos?

Otro tema que surge es que nuestro hogar puede ser nuestra cárcel o que podemos convertir nuestra cárcel en un hogar. Hay cosas que no elegimos, se nos dan, como el laberinto al minotauro. Sin embargo, la manera en que las asumimos, los sentimientos que nos provocan es asunto nuestro. Podemos aceptarlas, negarlas, rechazarlas o tratar de cambiarlas, es nuestra decisión. ¿El laberinto era la cárcel o el refugio de Asterión? Aquí planteo la duda sobre el autoconvencimiento de que es mejor resguardarnos en nuestro territorio, que vivimos encerrados porque lo elegimos, que nuestro mundo no es tan limitado como los demás pretenden "La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo"

Por otro lado, tenemos el tema de la soledad, la libertad, el miedo a enfrentarse con otros. ¿Nos creemos más débiles de lo que somos? ¿Es una necedad enfrentarse al resto del mundo cuando nos ven diferentes y temibles?

Podríamos también ver al laberinto como nuestro mundo interior y a Asterión como las emociones reprimidas.

Aparece además el tema de la muerte como una redención. Es frecuente entre esquizoides plantear el tema del suicidio o la muerte en general ¿Será porque nuestro estilo de percibir el mundo nos lleva a no encontrarle sentido? ¿O tendrá algo que ver con las emociones aplanadas, que nos permite pensar fríamente los asuntos que a otros les causa sentimientos difíciles de manejar? ¿Habrá algo de verdad en que la vida solitaria es menos vida?

Dejo a los lectores la puerta abierta para opinar y pensar otras interpretaciones y conexiones con nuestro mundo esquizoide.

martes, 14 de enero de 2014

Darse Cuenta

Del libro "Cuentos para pensar" de Jorge Bucay




Me levanto una mañana,
salgo de mi casa,
hay un pozo en la vereda,
no lo veo,
y me caigo en él.

Día siguiente...
salgo de mi casa,
me olvido que hay un pozo en la vereda,
y vuelvo a caer en él.

Tercer día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
que hay un pozo en la vereda,
sin embargo
no lo recuerdo,
y caigo en él.

Cuarto día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
del pozo en la vereda,
lo recuerdo,
y a pesar de eso,
no veo el pozo
y caigo en él.

Quinto día,
salgo de mi casa,
recuerdo que tengo que tener presente
el pozo en la vereda
y camino mirando el piso,
y lo veo
y a pesar de verlo,
caigo en él.

Sexto día,
salgo de mi casa,
recuerdo el pozo en la vereda,
voy buscándolo con la vista,
lo veo,
intento saltarlo,
pero caigo en él.

Séptimo día,
salgo de mi casa
veo el pozo,
tomo carrera,
salto,
rozo con la puntas de mis pies el borde
del otro lado,
pero no es suficiente y caigo en él.

Octavo día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,

salto,
llego al otro lado!
Me siento tan orgulloso de haberlo
conseguido,
que festejo dando saltos de alegría...
y al hacerlo, caigo otra vez en el pozo.

Noveno día,
salgo de mi casa,
veo el pozo,
tomo carrera,
lo salto,
y sigo mi camino.

Décimo día,
me doy cuenta
recién hoy
que es más cómodo
caminar...
por la vereda de enfrente.

A propósito de los esquizoides y los "pozos" en nuestro camino

Cuando leí este cuento no pude evitar pensar cuántas veces en mi vida volví a cometer el error de querer andar por la vereda de los "normales" (personas sociables y sensibles), sin darme cuenta que corría el riesgo de caerme otra vez en el pozo. Es que este pozo en particular no era un peligro para los demás, los cuales podían andar por encima de él sin caerse.

Me refiero al pozo de la ansiedad social, inhibición o simplemente malestar provocado por la presencia de "los otros". Sí, ese sentimiento de inadecuación que surge al estar con esos seres extraños, ruidosos, temperamentales, charlatanes, con la manía de invadir mi espacio personal sin darse cuenta siquiera de su falta de cortesía.

Así que día tras día, volvía por esa vereda ensayando mis saltos, preparándome para tomar carrera y darme impulso, felicitándome de mis logros para inmediatamente volver a caer... Mientras los demás no entendían qué me pasaba.

Hasta que un día me di cuenta que había otra vereda. Se podía llegar al mismo destino por esta acera solitaria, saludando de lejos a los demás que transitaban aquella vereda concurrida.

Trayendo un poco de claridad (Segunda parte)

¿SOY ESQUIZOIDE, TENGO FOBIA SOCIAL, O SÍNDROME DE ASPERGER?

El término esquizoide es poco conocido, por eso creí necesario en un blog sobre esquizoides aclarar el panorama diferenciándolo de otros conceptos.

¿Estar con otras personas te causa ansiedad?
Es normal que la gente sienta cierta ansiedad cuando tiene que hablar con una persona por la que se siente atraída, o ante una entrevista de trabajo o al hablar en público. Si al conocer gente nueva o estar con mucha gente tienes ansiedad, pero es un simple malestar o con síntomas leves probablemente se trate de timidez. Los problemas de los que hablamos aquí son más serios y persistentes.
Lo que tienen en común todas estas afecciones, es que la persona que las padece siente malestar ante las situaciones sociales. Para distinguirlas hay que hacerse algunas preguntas más.


¿Te gustaría tener vida social?
Si la respuesta es sí, pero evitas las situaciones sociales porque te aparecen sensaciones de ansiedad, angustia, taquicardias, ganas de vomitar, etc... puede tratarse de fobia social.
Si en cambio, el malestar es simplemente disgusto y agresividad cuando tienes que estar con gente, es posible que seas esquizoide.
El fóbico social es hipersensible y desea sociabilizarse pero no puede por miedo al rechazo. El esquizoide no quiere tener vida social, no le gusta, además no tiene emociones intensas y en los casos severos es prácticamente incapaz de sentir nada.
El esquizoide es feliz cuando está solo, la suya es una soledad buscada. El fóbico está solo por su miedo social, pero no es feliz en su soledad. Cuando está solo se siente bien porque no se presentan los síntomas, pero el deseo de contacto social lo vuelve desdichado.
La clave de la fobia social es el temor exagerado a quedar en ridículo o dar la sensación de inseguridad delante de otros o presentar síntomas visibles de ansiedad. Los afectados siempre tienen miedo a ser juzgados por los demás: ¿qué pensarán los demás de mí? ¿por qué he de hablar, si lo que diga será para ellos una tontería? En conclusión vive pendiente de los demás.



¿Tienes problemas con el lenguaje no verbal?
Si te cuesta captar el sarcasmo, o tienes dificultades para producir fluidamente el lenguaje no verbal es posible que padezcas del Síndrome de Asperger. Claro que al existir muchos grados, hay aspies que no tienen estos problemas. Otra característica habitual del Síndrome de Asperger es el problema para procesar dos estímulos a la vez.
Los esquizoides en general no tienen problema para comunicarse, aunque suelen tener poca habilidad social por su escasa interacción con otros.
El Síndrome de Asperger se encuentra dentro del espectro autista, pero es mucho más leve.

Según los criterios DSM IV una característica de los esquizoides es que "disfruta con pocas o ninguna actividad, mientras que en el Trastorno de Asperger se observa la persecución continua de un interés concreto, que envuelve a un tema por el que el individuo muestra una gran dedicación y a la que dedica exorbitantes cantidades de tiempo acumulando información y hechos.
Contrariamente al síndrome de Asperger, el trastorno esquizoide de la personalidad no implica ningún impedimento en la comunicación no verbal (ej. falta de contacto visual o entonación inusual) o patrones de intereses restringidos o comportamientos repetitivos (ej. adherencia estricta a rutinas o rituales, intereses inusualmente intensos en un único tema). Por el contrario, las personas con personalidad esquizoide son típicamente más indiferentes respecto a sus actividades. El trastorno esquizoide de la personalidad no afecta la capacidad de expresarse o comunicarse eficazmente con otros, y no se considera relacionado con ningún tipo de autismo"
.


Para terminar...
Transcribo una explicación que encontré en www.fobiasocial.net. Los ejemplos están llevados al extremo, así que tómenlos con humor:

Imagina una fiesta donde todo el mundo parece estar pasándolo bien excepto tres personas:

1.- El que padece de Trastorno de la Personalidad Evitativo reconoce que todo el mundo se divierte y desearía integrarse y ser aceptado por todos pero su sentimiento de inadecuación, baja autoestima y ansiedad ante la posibilidad de ser rechazado y/o ridiculizado lo apartan del resto. Puede incluso acabar por convencerse a sí mismo de que está apartado de los demás por deseo propio, superioridad, etc.

2.- El esquizoide ve a todo el mundo divertirse y le da exactamente lo mismo, no tiene ningún deseo de interactuar ya que no obtiene ninguna recompensa emocional de su interacción con los demás. Aún en el caso de que todos lo admirasen y se pegasen por hablar con el, estaría en medio de la fiesta con la misma actitud aburrida con que podría estar en la cola del paro.

3.- El asperger a duras penas puede reconocer que la gente a su alrededor se está divirtiendo, tiene dificultades con la comunicación no verbal y no capta las indirectas ni insinuaciones típicas en estos ambientes. Si la música está suficientemente alta como para impedir la comunicación verbal, el asperger estará tan perdido como un pulpo en un garaje.



(De elaboración propia con información sacada del foro www.fobiasocial.net)